miércoles, 19 de diciembre de 2007

Something is missing...

Malditos seamos por no tener la virtud de la paciencia. Fallamos porque el tiempo nos huye, y se nos acaba. Tuvimos que empezar a medir el tiempo, creando sus intervalos para definirlo. Que ironía al pensar que lo controlamos. Solo lo medimos, y como mucho, adecuamos nuestro ritmo a unas barillas y unos números que parecen ridículos e inofensivos. Pero identificarlo es nuestra única manera de defendernos de él. Nuestro comportamiento es mecánicamente ilógico. Cada día parezco levantarme (adecuándome al reloj) con amnesia. El día anterior aprendí algo. Busqué una respuesta, para una pregunta, pero no la hallé. Simplemente, me rebané los sesos. Pero un día, aparece esa solución que buscaba...¿por qué? Cualquiera podría dar su interpretación, yo también tengo la mía, y estoy seguro que el 90% respondería, debido a algún tipo de relación sintagmática-visual, que marcó un recuerdo el cuál se guardó, y aflora al recibir impulsos directos acerca de eso. Ahora busco el otro 10%. No quiero explicaciones lógicas. Quiero saber porqué muchas veces nuestros comportamientos se tornan tan surrealistas y contraproducentes, sobretodo cuándo son los sentimientos los que hablan de nosotros. Todo son galimatías y puzzles. Es muy exhaustiva esta búsqueda. Hay muchas cosas por descartar: cada dato es vital.
Nos aventuramos a teorías extraordinarias de cosas que ignoramos por completo cuándo nos desconocemos a nosotros mismos. Todo son explicaciones para tranquilizarnos. Solo queremos conocernos: es nuestro complejo fin, antes del final. Ni siquiera sabemos aprovechar lo que tenemos. Sería irónico también que solamente encontrara solución en lo "espiritual" siendo asquerosamente analítico en todo lo que puedo, pero no caería en el error de entender lo "espiritual" como algo religioso, o de definirlo de una manera que no fuera "un estado personal e indescriptible". Cada uno busca su propia solución, así que no pidáis definiciones de libro. Es así como lo siento: un estado personal intransferible en la que me siento todo yo, invadiendo todo el espacio que ocupo, con todo lo que supone. Es de cajón, que intento sentirme "espiritual" (que nada tiene que ver con místico), tanto para entenderme yo como para hacerlo con los demás. Los complejos puzzles que se nos plantean hacia los demás son las pruebas de fuego irrefutables de cada día, que demuestran que existe un sistema lógico a la par que abstracto y confuso. Tanto es así que guardamos memoria genética, y de vez en cuándo un instinto o corazonada nos culmina o nos juega una mala pasada. El sentirse solo a veces por este tipo de pensamientos son por varias razones: podemos pensar en primera instancia, que debido a nuestras inexperiencias o ineptitudes podemos errar y no damos ese salto de fe, necesario para comenzar desde nuestros actos incompletos e inseguros. Otra razón es por temor a que nuestro pensamiento puede destruir o inmiscuirse en ese mundo lógico, construido por lo demás menos yo, por el pensamiento general no-individual. Ese miedo a salir al mundo nos priva de la libertad de acción que desearíamos, pero esto es necesario siempre para encontrar esas respuestas para las que no tenemos paciencia. Preguntándonos poco a poco seremos capaces de vencer nuestros miedos (aunque muchas veces necesitemos de los demás), porque así es como realmente encontraremos la razón de porqué hacemos lo que hacemos.

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