lunes, 24 de marzo de 2008

Yo y las flores

He vuelto, al fin. Con toda la ropa en mi maleta aún, pienso en éste mini-viaje al centro de mí mismo. Pienso en las risas, en las comidas a deshora, en los horarios flexibles, y en las mantas que combatían el frío cuando dormíamos. Aún mi talón nota algo extraño. No sé que es, pero cómo en cada ciclo algo cambia. Necesito ser honesto, necesito ser generoso, necesito no pensar en mí la mayor parte del tiempo. Necesito seguir cambiando el entorno. Detesto pensar que pueda convertirme en un egocéntrico.

Propósitos. Las estaciones me recordarán cada uno de ellos, y los colores de las flores mostrarán su sentir, y su olor me llevará un poco más a estar en casa.




viernes, 7 de marzo de 2008

La importancia de la lectura

No hay nada más apasionado que la vida marcada con pluma y tinta. Porque solo la pluma y la tinta, en miles de años, han aprendido todo lo que sus ejecutores les enseñaron, siendo ambas más sabias que cada uno de sus ejecutores. Por separado, son símbolos, juntas, son leyenda.

domingo, 2 de marzo de 2008

Abrir y cerrar la mano

He encontrado un cuento zen sobre generosidad y tacañería.
Espero que lo disfrutéis.
Mokusen Hiki era un maestro zen que vivía en un templo en la provincia de Tamba. Uno de sus seguidores se quejó con él acerca de lo tacaña que era su esposa. Así que Mokusen visitó a la esposa de su seguidor y le mostró su puño cerrado.
“¿Qué es lo que significa eso?”, le preguntó la mujer sorprendida. “Suponte que mi puño estuviera siempre así. ¿Cómo lo llamarías?” le preguntó. “Un defecto”, respondió la mujer. Luego abrió su mano lo más que podía y le preguntó: “¿Y si estuviera siempre así? ¿Cómo lo llamarías?”. “Otro tipo de defecto” dijo la esposa. “Si entiendes tanto,” concluyó Mokusen, “eres una buena esposa”.
Lo que Mokusen pretendía era que la esposa de su seguidor redescubriera su caracter más generoso, porque, la frase final no busca otra cosa. "Eres buena esposa" lo dice porque realmente es una persona generosa, pero que en algun momento dejó de serla por miedo a que por ser generosa con los demás fuera a perder parte de riqueza. Mokusen hizo caer en la cuenta a la mujer de su seguidor que la riqueza no está en los bienes materiales, ya que, los pocos o muchos que lleguemos a poseer, al morir, en ésta tierra los dejaremos.
Cuento Tomado de Bushidoblog