martes, 4 de diciembre de 2007

Identidades

Justamente cuándo tu estabas durmiendo, alguien, tenía la música fuera. De repente tu despertador se transforma en nueve despertadores, y tú, te levantas de nueve formas diferentes de la cama. Pero sigues siendo tú, por lo que los nueve despertadores se unen en uno y tú también. Cuándo pretendes hacer todas las cosas que haces por la mañana te das cuenta que quizá estaría bien lo de dividirse en tus nueve "egos", ya que ofrecen muchas posibilidades. Pero te ríes de ti mismo..."¿en que demonios estoy pensando?". Sales a la calle y andando hacia donde tengas que ir, atisbas que detrás de van tus nueve "egos". Los miras, y parece que solo tú eres quién puede verlos. Al mirar hacia atrás tropiezas con una señora y dices: "perdón". Pero cada uno de los restantes "egos" contesta cosas diferente: desde un "disculpe usted" hasta una frase entre dientes que dice "...a ver si mira por dónde va".¡Dios!Esto es una confusión muy grande. Sigues y te subes al autobús como una exhalación, ya que lo perdías. Miras detrás tuyo, y a pesar de haber subido tan rápido, tus "egos" te siguen. En el autobús te das cuenta de cosas acerca de tu comportamiento, porque nunca fuiste tu propio espectador. Te das cuenta como uno de tus "egos" mira a parte de la gente que está sentada, otro se desplaza incómodamente por la subida de más personas, otro se levanta de un sitio antes de que se siente una mujer mayor...
En algún momento, tú te giras porque no te apetece seguir mirando y al pasar un minuto te giras y... ya no están. No sabes si alegrarte o lamentarte, ya que por una parte era curioso y bien por otra, bastante surrealista y demencial. Piensas en si estás loco, y piensas durante un segundo contárselo a alguien, pero al segundo siguiente te respondes a ti mismo:"Además de que nadie me creerá pensarán que estoy loco..." Maldita psicología de cordura inversa.

Aunque sigues realizando tus tareas no dejas de pensar en ello, y estás algo abstraíd@. Solamente el camino a casa, es el rato dónde más analizas lo que te ha pasado. En casa estás más tranquil@ y no piensas más en preocuparte a ti mismo, solamente quieres descansar y te acuestas. Y al acostarte piensas en que ojala por la mañana sigas siendo tu mism@ y no acabes siendo un reflejo, otro "ego" más.

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