lunes, 27 de agosto de 2007

La niña y las marionetas

La niña caprichosa posee todas las marionetas que le consienten. Ella sabe que le adoran por como es: risueña, graciosa, una niña guapísima con unos rizos dorados y un hermoso lazo rojo sujetando su hermoso cabello.

Pero esta niña no es lo que parece, a simple vista, un ángel. A sus marionetas las trata con desprecio y abuso. Las pobres marionetas con las que nunca acabo de divertirse del todo están condenadas a vagar por el fondo de la habitación, en un medio trastero. Aquellas que miran con ojos tristes hacia el otro extremo de la habitación, donde una ventana permite entrar esos rayos de luz que conforman un círculo donde la niña juega y se entretiene. 3 son las marionetas preferidas de la niña, y 3 son las que se preguntan cuál de ellas acabará en el fondo del trastero, si le traen otra nueva. ¿Que harán en el fondo marginadas y olvidadas, cuál madera sobrante? Coger polvo hasta formar parte de él, piensa una, mientras las otras dos se miran llorosas y debaten cuál será su sino.
Las tres marionetas intentan agradar y divertir todo lo que pueden a su dueña, pero su dueña es caprichosa y carece de muchas cosas, excepto de su gran sentimiento de ambición inagotable. Por mucho que luchen las marionetas, es demasiado tarde ya, saben la finidad de su tiempo. Saben que algún día la niña, se olvidará de ellas y serán abandonadas en algún rincon oscuro. Pero las marionetas tienen presente algo: Aunque acaben al fondo del trastero marginadas, ellas formarán siempre parte de la infancia de esa niña, y que algún día, cuando la niña sea mayor, mirará al fondo del trastero y recuperará con melancolía, recuerdos del pasado.

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